lunes, 31 de mayo de 2010

BARCELONA - PERPIÑAN - BARCELONA 2010

Llegó el día señalado para la gran prueba de esta temporada, BARCELONA – PERPIÑAN – BARCELONA. Todo lo que se había hecho esta ahora estaba dirigido a conseguir con éxito la participación en esta gran prueba de carácter internacional, dura donde las haya y con un desnivel acumulado de más de 7.200 metros.
Viernes 28 de mayo por la mañana, carretera y manta para Madrid donde hacia las 14 horas me juntaría en Torrejón de la Calzada con el amigo y compañero Manolo Morente para hacer juntos el camino hasta Barcelona lugar de salida de la prueba
No con pocos apuros llegamos por fin al velódromo de Horta para pasar revisión a las bicicletas y descansar en un hotel cercano, Residencia Agora, para estar en la salida antes de las 6 de la mañana del día 29. A las 6:15 era la salida oficial.
Todo preparado a la hora prevista y dispuestos en la salida con los conocidos y amigos habituales en estas pruebas, especialmente al amigo Alfredo, Octavio y Lola, que junto con el manchego Mario formaríamos la grupeta compacta para realizar la prueba en las mejores condiciones posibles de apoyo mutuo.
Saludos y presentaciones de rigor antes de la salida y a la hora prevista, con puntualidad se da la salida, ya los nervios y las ansiedades no tenían cabida y a dar pedaladas que era lo que tocaba.
Nada más salir, primer problema, salida de cadena incomprensiblemente y con las prisas, pues como de costumbre, que no entra y hay que ponerla en su sitio con la mano con la consiguiente mancha de grasa para todo el camino y claro a dar pedales con mas ligereza de lo previsto porque el pelotón no espera a nadie y hay que agruparse lo más rápidamente posible, cosa que en menos de 5 minutos ya estamos juntos.
Encerrona de comienzo con una subidita de casi 4 km. que pone el corazón a pulsaciones de régimen con rapidez, y resoplando se va subiendo como se puede el Col de la Ventosa.
Fresquito al principio que el puertecito dichoso enseguida nos puso a sudar, y como además a la gente le da por salir a toda leche, pues hay que dar pedales para no quedarse descolgado a la primera de cambio, tanto es así que a carajo sacado hasta el primer control se llegó con una media de casi 33 km. hora, estando este a los 97 km. en Casa de la Selva
Algunos con prisa por sellar y salir pitando, otros reponiendo fuerzas entre comida y bebida, quitándose los manguitos y perneras ya que el sol estaba en lo alto y la temperatura ya era agradable, total que sobre las 9:30 otra vez en marcha y ahora ya si, mas relajadamente cada uno con su grupeta formada de antemano, algunas de ellas agrupadas que la carretera poco a poco va poniendo en su sitio en función de las posibilidades físicas de sus miembros y de lo que se quiera hacer a lo largo del recorrido
Se sube el Col de Santa Pelaia, puertecito bonito, sencillito de subir a buen ritmo, luego se va llaneando, subiendo y bajando continuamente por multitud de pueblecitos y masías, con unos paisajes preciosos que van haciendo agradable la marcha a pesar de que algunos momentos se va un poco forzado que la Lola se ocupa de disminuir como corresponde. En un diente de sierra de tantas subidas y bajadas 2º problema del día, rotura del cable del desviador, menos mal que se quedó en el plato pequeño pero en la posición intermedia, con lo que en las subidas me rozada la cadena en un lateral y en las bajadas no daba abasto a dar pedales para poder ir con el grupo, pero bueno se conseguía el objetivo.
Al tran tran se llega al 2º control, Vilajuiga, en el polideportivo municipal donde el sol ya aprieta de lo lindo, cambio rápidamente el cable y a comer y beber para reponer fuerzas y líquidos con sus respectivas sales minerales que se iban perdiendo por el camino.

Nuevamente en marcha y nuevamente las subidas y bajadas continuas, aunque ahora tanto las distancias como las pendientes son un poco mayores, compensándose con las vistas tan impresionantes que la costa gerundense tiene a su paso especialmente por Port-Bou. Eso hay que verlo, se sufre en las subidas y bajadas a los múltiples Col que rodean la zona, pero es PRECIOSO E IMPRESIONANTE
Se sube el Col de Los Balistres, recreándonos en las vistas y pasamos el paso fronterizo que en otros tiempos estaba abierto entre España y Francia hasta que llegamos a Port Vendres como pueblo mas reprentativo de los muchos y pequeños que hay en la zona, donde comprobamos rápidamente que mal educados y gilipollas hay incluso en Francia para con los ciclistas creyendo que la carretera en exclusivamente para los coches y que nosotros sobramos en ellas. Cosas de la vida.

Llegamos por fin al 3º control, primero de los franceses y ya comprobamos una cosa diferenciadora con respecto a los controles españoles, hay muchos voluntarios (personas mayores), que en cuanto llegas te cogen la bicicleta y te la colocan y cuidan, dando a entender que allí lo importante éramos nosotros, te llevan la comida perfectamente preparada a la mesa y te sientes incluso mejor que en tu casa con una amabilidad exquisita. CHAPEAU.

Comimos, bebimos como en todos los controles a gogo, estiramientos y nuevamente en la carretera; el aire hace su aparición con fuerza, lateral y con contra al principio y a favor un poco más tarde. Vamos pasando distintos pueblecitos franceses donde nos aplauden efusivamente y empezamos a subir el Col de Llauró, tendido y relativamente fácil de subir, pero que con los más de 250 km. que se llevan en las piernas ya no es como al principio y algún miembro empieza a quedarse con lo que el ritmo hay que disminuirlo. Íbamos dos grupetas juntas, la de Domingo y la nuestra y entre la subida y luego la bajada las convertimos en 4 o más.

Al paso por los pueblecitos franceses comprobamos que había multitud de puestecitos al borde de la carretera vendiendo cubitos de cerezas. Alguno se paró y compró un cubito que se machacó sin rechistar regodeándose al final de que estaban de puta madre. QUE APROVECHE.

Llegamos al control 4º, Amélie-les-Bains, segundo y último de los franceses, pueblecito precioso que lo atraviesa un rio. Aquí no había tantos abueletes voluntarios, pero la amabilidad si era la misma que en el anterior. Comida, bebida, estiramientos, la tarta que había simulando a huevos fritos, exquisita dimos buena cuenta especialmente los golosos como yo ( trozos me machaqué) y nuevamente en marcha para tratar de llegar al próximo control antes de que se hiciera de noche.

Subimos el Col de Horts, primera gran dificultad de la prueba, ya llevábamos unos 325 km., cruzamos nuevamente a España, comprobando también que las carreteras españolas son, al menos por esta zona, mejores que las francesas. En la bajada disfrutamos de lo lindo tanto por el paisaje como por las velocidades con que circulábamos.
Por fin llegamos todavía con luz del día al control 5º en Maçanet de Cabrenys, pueblecito en plena sierra pirenaica ,castizo y bonito, con unos costarrones en sus calles que quitaba el sentido. Comida, bebida, estiramientos y aquí si tuvimos que ponernos los chalecos reflectantes y al salir encender las luces porque ya era de noche, 3º problemilla de la prueba, el piloto trasero no me luce ya que al ponerle la pila le partí una patilla al soporte, así que tuve que apañarme con los que van en el manillar, que verse se ven perfectamente, pero no van en el lugar que debería haber uno.

Luces puestas, ya la grupeta prevista en solitario de camino al control 6º en plenos Pirineos, por carretera estrecha de sierra y con la noche cerrada, al paso por los caseríos los perros nos ladraban, metiendo el miedo en el cuerpo a algún componente por lo que decidimos ir agrupados. Así hasta Bañoles, lugar del 6º control, a los casi 400 km. de la ruta, que llegamos alrededor de las 12 de la noche y a 40 km. del 7º control en Sant Esteve, lugar previsto para descansar unas horas antes de empezar los platos fuertes de la ciclorruta.

Alrededor de las 2 de la madrugada llegamos al control, mucha amabilidad en los voluntarios del Pabellón deportivo de Sant Esteve que se alegraron mucho de vernos, ofreciéndonos todo lo que tenían, incluso alguno se acercó a su casa a por leche por ejemplo que a alguien se le apeteció y no había en los controles
Dormimos un par de horas en el pabellón, alguno se duchó, y a las 5 y media nuevamente de pie para reanudar la marcha. Desayunamos fuertemente de los productos que había y ya entre dos luces salimos para afrontar no sin miedo la primera prueba, la subida al Col de Condreu, cima de la prueba a más de 1000 metros de altitud. Aquí se nos unió el colega bilbaíno José Luis, simpático y la verdad creo que colgadillo, que al principio de la ciclorruta ya fue algunos momentos con nosotros.

Como pudimos y con prudencia subimos el citado puerto, comprobando que las fuerzas de algunos habían mermado considerablemente y que la jornada iba a ser durilla como así fue.

Bajada del puerto, continuas subidas y bajadas, vistas preciosas de los Pirineos hasta que se mete una niebla impresionante con un frio que hizo que nos pusiéramos los chubasqueros para quitarnos la tiritona. Así llegamos a Folgueroles, control 8º y que seguro que recordaremos graciosamente por mucho tiempo.
Sellamos los carnet de ruta y nos disponemos a desayunar nuevamente y reponer fuerzas, observando que hay unas barritas de hojaldre, que llaman cocas, estiradas y finas de más de medio metro que me llamó la atención, especialmente por lo goloso que soy. Observo que La Lola y Octavio se estaban machacando una y yo me desvivía por averiguar en qué punto de la mesa de avituallamiento estaban para hincarme una. Las veo encima de una caja y ni corto ni perezoso cojo una de ellas que ofrezco a mis colegas, Manolo y Afredo que sin dudarlo aceptan junto con Mario y empezamos a dar buena cuenta de ella; me llama la atención uno de los voluntarios del control diciéndome no se que en catalán, me enteré de lo que decía cuando un colega de otra grupeta que estaba allí le dijo que no entendía catalán y ya me lo dijo en castellano: resulta que las dichosas cocas eran cosa particular y el desayuno de los voluntarios.

Me hubiera gustado que la tierra me hubiera tragado, seguro que me puse como un tomate de rojo, pero el delito estaba cometido, no obstante me disculpé, ofrecí pagársela o que me dijera donde se compraban para reparar el daño, cosa que no acepto. Pero nos la hincamos todos y sin rechistar. ESTABA DE PUTA MADRE, bueno para mi gusto le faltaba un poco de cabello de ángel en medio y hasta algún chorreón de chocolate por encima. BUEN PROVECHO y gracias y perdón al voluntario.

Nuevamente en marcha, bajamos, subimos y vamos viendo los faldones de las montañas de enfrente, apostando algunos a que si por allí pasaba alguna carretera seguro que era la nuestra. Dicho y hecho, lo que nos temíamos, el Col La Pollosa en nuestras narices, aquí se nos complicó la cosa porque sumado al cansancio nos complicaba la seguridad la multitud e moteros que bajaban y subían el puerto a toda leche, pero bueno como pudimos y con el cachondeito de la famosa coca llegamos al siguiente y último control intermedio Calders. Ya estábamos a unos 70 km. de la llegaba.

A trancas y barrancas, alguno de los componentes de la grupeta iba mas tocado de lo habitual fuimos llegando a los alrededores de Barcelona, los repechones de algunos pueblos que cruzábamos nos parecían puertos de primera y sin quererlo nos encontramos divididos en dos subgrupos, por una parte Mario, José Luis y yo y por otro el resto que iba a unos 500 metros pero que en alguna rotonda dejamos de vernos y ya está el final.

Pasamos Ripollet siguiendo las flechas puestas por la organización que desde luego se puede considerar perfecta, y viene la última fatalidad o problemilla de la ruta. En una rotonda seguimos las flechas amarillas, pero que casualmente no eran las nuestras, sino de otra marcha cicloturista que había pasado por allí y que era punto coincidente y Mario y yo empezamos a subir, observando Mario que no le cuadraba la cosa, que se volvía, diciendo yo continuar ya que estaba seguro de que estábamos siguiendo las flechas amarillas puestas por la organización.

Consigo llegar al cruce del Tibidabo y llamo a Mario para indicarle que era por allí la ruta, que seguía habiendo flechas amarillas, diciéndome que lo esperaba que ya subía y estaba cerca, decidiendo seguir bajando despacio hasta que me cogiera y hacer el camino restante juntos para esperar al resto del grupo en la puerta del velódromo.

Como las flechas no eran las correctas, cada vez me iba alejando mas de Barcelona, Mario consiguió preguntarle a un paisano antes de alcanzarme por el velódromo consiguiendo llegar sin problemas, pero yo entre que iba esperando a que llegara y que las indicaciones que me daban no eran las correctas, no hacía nada más que dar vueltas en los alrededores de Barcelona, hasta que conseguí divisar a un grupo de ciclistas de la misma prueba que les había pasado lo mismo y que guiados por la policía local les estaban indicando la dirección correcta.

Como pude y ya casi sin fuerzas conseguí subir nuevamente el col de Fora de Vent y dos horas y media más tarde de lo previsto llegué por fin al Velódromo terminando la prueba en un total de 34 horas y 35 minutos.

Debo decir a título de resumen, que la organización PERFECTA, de DIEZ. En todos los controles había lo necesario para este tipo de pruebas en cuanto a alimentación y bebida, personal voluntario con trato exquisito en todo momento. ENHORABUENA.

2 comentarios:

arrea dijo...

Muy bueno el problemilla de las cocas... cuando el hambre aprienta.

enhorabuena campeon

Javi de cabra

http://alfredociclomaratones.blogspot.com/ dijo...

con lo buenas que estaban las cocas manolo , nos hubiesemos comido la bolsa entera ,a la proxima tu le entretines y yo lo jodo jajaja , los de Linares somos así , PERO QUE BIEN QUE LO EMOS PASADO