martes, 7 de julio de 2009

Linares - Granada - El Veleta



Así estaba previsto y así se llevó a cabo. Parecía una locura, un reto inalcanzable, pero nada de nada, lo que el hombre se propone con tesón y convencimiento se realiza, con mayor o menor esfuerzo, pero se consigue.
A las 00:00 se tenía previsto la concentración en la plaza de la Constitución de Linares , principio del paseo, y según íbamos apareciendo nos sentíamos un poco ridículos, los chaval@s jovencitos que se aprovisionaban abundantemente de bebida y hielo en los comercios de alrededor, cuando pasaban y nos veían (independientemente de los comentarios que hicieran), nos miraban, se sorprendían, se sonreían, me imagino que dirían por lo bajimo “¿Y estos locos de que van?”, pero ahí llegamos puntualmente y por razones de logística salimos media con media hora de retraso, pero salimos.
Con nuestras bicicletas, chalecos reflectantes, pilotos encendidos, luces encendidas y nada dale carretera y manta, bueno sin manta porque el calor que hacía era asfixiante; pronto sentimos en fresquito al cruzar el Guadalimar y enseguida otra vez el calor subiendo Torreblascopedro, otra vez fresquito en el Puente del Obispo y bueno la temperatura era muy agradable ya a partir de este punto. Cruzamos Jimena y decidimos parar en Bedmar para repostar y comer algo que la noche iba a ser larga.
A las 02:38 una vez repostados de líquido, fotografías de recuerdo que una chica que fue a por agua nos hizo emprendimos nuevamente la marcha, al pasar por Bedmar un grupo de jóvenes haciendo litrona nos invitaron a algo y nosotros les invitamos a pedalear con nosotros, pero ni nosotros aceptamos ni ellos tampoco. Estaba claro lo que queríamos cada uno. No obstante nos aplaudieron efusivamente y nos dieron ánimos. Los íbamos a necesitar.
Llegamos al cruce de Cabra de Santo Cristo y la temperatura bajó considerablemente, íbamos circulando paralelo al rio Jandulilla, que nos acompañó hasta el cruce de Huelma, llegamos a tener en algunos momentos hasta frío, vamos que tuvimos que ponernos los manguitos, con el humo que echarían los aparatos de aire acondicionado en Linares, bueno y en otros sitios. A continuación subimos el puerto de los Gallardos y enseguida llegamos a Guadahortuna; ya hacía otra vez calor pero menos que al principio. Repostamos agua en una fuente y al tran tran otra vez en marcha. Torrecardela a continuación y antes de llegar a Darro giro a la derecha para coger la carretera de Piñar y llegar a Iznalloz. En este tramos también la temperatura bajó considerablemente, llegando a tener al amanecer, antes de llegar a Deifontes hasta frio otra vez.
Parada y comida (bocata de jamón y queso) en Iznalloz, que nos equivocamos en el pueblo e hicimos una ruta de reconocimiento del pueblo, eran las 6 de la mañana, no había ni un alma, como para preguntar a alguien por donde se iba a Deifontes. Enfín enseguida encontramos la calle certera y a la salida como digo dimos buena cuenta del bocata. Había que prepararse porque ya estábamos a 30 km. de Granada, a unos 40 de la salida y había que reponer las energías que el cuerpo había gastado hasta llegar allí.
A las 06:14 repuestas las fuerzas emprendimos nuevamente la marcha, ya empezaba a verse un poquito y poco a poco, ya cuando llegamos a cruzar la autovía A-44 se veía perfectamente. Apagamos las luces, atravesamos por la presa el pantano del Cubillas, Albolote, Maracena, que por culpa de las obras del metro hubimos de sortear innumerables rotondas y desvíos provisionales y Granada, por fin estamos en Granada; la atravesamos por la Gran Vía hasta Reyes Católicos y salimos a la carretera de la sierra, hasta Cenes de la Vega. Aquí empezamos a ver ya movimiento de ciclistas, coches cargados con bicicletas, ciclistas sacando las máquinas del coche, en fin el ambiente que más o menos se arma cuando hay una prueba ciclista. Paramos en un bar a desayunar y reponer líquido en los botes, coincidimos con algunos que iban a participar en el mismo y no daban crédito a lo que escuchaban sus oídos. DESDE LINARES A CENES Y AHORA AL VELETA, eso es de locura, pero así era, ya nos habíamos metido en el cuerpo 170 km.
Pues nada desayunamos, repusimos líquidos Raúl y Fran dejaron con el permiso del jefe del local la mochila con cosas que ya nos iban a hacer falta y otra vez en marcha, eran las 07:20 mas o menos, ahora sí que el ambiente en Cenes era ciclista, iban y venían participantes por la calle principal, algunos nos los cruzábamos que bajaban de los hoteles de la Sierra para ocupar su lugar en la salida o recoger el dorsal, nos cruzamos con gente conocida, José Mª Benayas del C. C. Yepes, Villa del Cástulo, saludos de cortesía, pero nosotros a lo nuestro, continuar hasta arriba del todo que no era poco.
Enseguida les comuniqué a mis dos acompañantes Fran y Raul que yo iría a mi paso, que ellos se largaran y así lo hicieron nada más cruzar por Pinos Genil, que poco a poco los perdí de vista y pude marcar mi ritmo que evidentemente era y tenía que ser más lento que el de ellos. Pasando por Cenes recibí una llamaba del amigo Urbita invitándonos a dejar las cosas que no necesitáramos en el coche, nos habían visto pasar cuando ellos tomaban café en otro bar, yo les di las gracias pero en ese momento creía que los dos kilos más o menos que llevaba adicionales no serían inconveniente para finalizar la gesta; ya más o menos por el barranco de las víboras me di cuenta de que había cometido un error y que hubiera sido mejor haber dejado la bolsa y los faros, pero ya no había más remedio que aguantarse.
Al tran tran y con prudencia iba cogiendo a cicloturistas que como nosotros iban fuera de organización, algunos más lentos que yo, lo que me agradaba no porque fuera mas rápido, sino porque me daba ánimo, sabía que el ritmo que llevaba no era gran cosa, pero es mi ritmo subiendo. Me sentía bien, con ritmo acompasado y siempre reservando algo para lo que pudiera venir.
Quería parar aproximadamente sobre los 2.000 metros de altura, lo hice a los 1.850 porque noté un pinchacillo en la rodilla derecha que me hizo ser precavido, me di un poco de pomada analgésica e antiflamatoria y aproveché para comer un poco y beber. Nuevamente en marcha. La siguiente parad la tenía prevista en la barrera, mas o menos a los 2.500 metros, también la hice un poquito antes, a los 2.460 por lo mismo, volvió a aparecer el dolor e hice igual, pomada, estiramientos, comida y bebida. Ya me iban pasando algunos participantes inscritos, especialmente los primeros, que observé el floklore que llevan alrededor, no es por desmerecer nada en absoluto, pero es que llevan de todo ayudándoles, eso sí, los pedales los dan ellos, pero les dan agua sobre la marcha, alimentos y me atrevería a decir que hasta masajes (es un decir).
Otra vez en marcha y ahora si que me arrepentía de veras de no haber dejado la bolsita, ya no pesaba dos kilos, parecía que pesaba 20 kg. Ya sabía que en esta ocasión la subida al Veleta iba a ser muy costosa, el líquido tenía que regularlo porque yo no tenía derecho a avituallamiento, claro tampoco caí en que en los kioskos que hay podía haber comprado agua, la cabeza ya no estaba para pensar en esas cosas. Bueno como pude y con dolores fuertes ya en ambas rodillas y algún calambrillo que otro pasé la barrera, la Virgen de las Nieves, apareciendo el aire y el asfalto en mal estado, piedras sueltas, baches, carretera rugosa y todavía quedaban unos 9 km. hasta la cima con unos 900 de desnivel lo que si las cuentas no son erróneas es un desnivel medio del 10%; se me harían interminables como así fue.
Como pude y más bien mal que bien iba mirando a cada momento el GPS a ver si efectivamente subía; si subía pero más despacio de lo que yo quería; el aire cuando daba de cara era insoportable, a veces te sacaba de la carretera, entonces me di cuenta que eso que dicen de que con la altura tienes la sensación, o es verdad, de que te falta el oxígeno podría ser cierto, pero a mí me faltaba de todo, especialmente fuerzas, aunque sabía que muy mal se tenía que poner la cosa para abandonar voluntariamente, aunque ya estaba empezando a rondar por mi cabeza.
Llegan los 2.800 metros de altura, otra parada de recuperación, las piernas no las sentía, eran dolores por todos lados, los lumbares igual, agarrotados, poco líquido en los botes y esto pintaba mal; nuevamente estiramientos, comida, bebida y otra vez en marcha a ver cuanto duraba, la carretera cada vez peor, el viento más frío y mas fuerte, la cosa se ponía fea, pero bueno ahí estábamos.
Por fin llegan los 3.000, esto está mal, el Villa me pasa, me da ánimo pero ni lo escucho, estoy agarrotado, inmerso en el esfuerzo y aferrándome a no abandonar, pero los dolores eran ya insoportables, las piernas me temblaban de los calambres, especialmente los cuádriceps, otra vez pomada, comida que ya ni me entraba y agoto la última reserva de agua, si encontraba a alguien que me quisiera dar para lo que me quedaba bien, sino pues a lo mejor tendría que abandonar, era un martirio lo que estaba pasando.
Otra vez en marcha, a ver hasta dónde aguantaba, la cima estaba cerca, pero a 300 metros de desnivel, o sea más o menos me quedaban 3 km. una eternidad, una brevet entera, hasta a veces me autoconvencía de que bueno total para lo que queda, se podía considerar que el reto estaba cumplido, pero nada ahí estaba el tío aguantando como un cosaco (reconozco que soy cabezón), había que llegar a la cima, para eso había emprendido esta aventura. Llegan los 3.100 metros y tengo que parar otra vez. Estiramientos y otra vez el mismo ritual, nuevamente en marcha, me cruzo con el Villa que me salva la vida, le pregunto si tiene agua y me dice que si, (cosa rara en él, porque nunca lleva para no llevar peso), me da medio bote y creo honradamente que gracias a esa agua pude llegar a la cima, bueno a la meta.
Pues eso que ya ese tramo, por cierto peor que ninguno en cuanto al estado del asfalto, lo hice llegando a la meta casi exhausto pero contengo y satisfecho de haber conseguido lo que en un día consideré como un reto más. Fotos de rigor y a ponerse los manguitos para bajar que la temperatura allí era fresca y bajando bastante mas.
A medida que iba bajando y me cruzaba con la gente del Cástulo, me paraba y les echaba una fotografía, Hergueta el primero, luego los Urbita (papa e hijo), al Vitoriano cuando me di cuenta ya había pasado, y al Villa me lo crucé y no me acordé de fotos (en menuda situación estaba yo, como para acordarme de fotos en ese momento). Al mismo tiempo de algunas curiosidades y vistas que en el álbum se pueden ver, Bicicletas reclinables, tanden, un inglés con alforjas y carrito, etc.(Álbum fotográfico)
En la zona del Albergue Militar me estaban esperando tanto Raul hecho un jabato haciendo el recorrido de subida más o menos en 3 horas como Fran que por un despiste se fue a Pradollano y luego se subió hasta esta zona cuando se dio cuenta de que había cometido un error. Me invitaron a una cerveza y a un trago de agua y acto seguido nos dirigimos a Pradollano para comer y esperar al coche que venía a recogernos.
Ya en la casa analicé los posibles errores cometidos y creo que las causas de mi calvario final han sido:
• Alimentación no muy correcta.
• Exceso de peso en el equipaje

3 comentarios:

arrea dijo...

Enhorabuena, campeón.

Eso es luchar encima de la bicicleta.

Villa no se atrevió con la aventura?

Seguro que estas pensando en otra aventura ya.

Javi, Cabra

http://alfredociclomaratones.blogspot.com/ dijo...

bueno sois unas maquinas de pedalear me hubiese haber compartido esta ruta con bosotros , pero no se puede estar en misa y replicando valientes buena hazaña teneis entre pechio y espalda

otras habran

de momento manolo y yo nos metemos en un berenjenal de 1000km el jueves

FUERZA, HONOR y LEALTAD.

saludos de alfredo

pacomi dijo...

¡Vaya tela! y yo que creía que habíais subido desde Granada.
¡Menudo tran-tran! Miedo me da la idea que tenéis de ello.