miércoles, 6 de julio de 2011

Una Brevet de 300 km. en el infierno

Estrenamos nueva ruta dentro del calendario nacional de brevet, en esta ocasión nos fuimos a tierras de Ciudad Real, en concreto a Valdepeñas, tierra por excelencia de buenos vinos y quesos que no pudimos saborear.

Muchas eran las expectativas del recorrido habida cuenta de que había varios factores totalmente diferentes con respecto a la brevet de 300 km. de Reolid realizada el pasado mes de abril; por una parte cambiar el frio por el calor y el posible viento en calma por el viento más que probable del verano.

Han venido a participar algunos colegas que por razones varias no han podido realizar cerca de sus tierras esta prueba y que es obligatoria para poder optar a la París – Brest – París como colofón final. Han venido de distintos lugares como Gerona, Barcelona, Toledo, Vizcaya, Granada con su reclinada, Madrid, Ciudad Real, Alicante y el resto de Linares.

Con bastante puntualidad se dio la salida a las 07:00 horas del sábado 2 de julio. El día se presentaba algo caluroso como cosa propia de la época del año y la única incognita era en lo que nos iba a castigar el viento porque según las previsiones así era y como así fue.

Llegamos a Santisteban del Puerto todavía frescos alrededor de las 09:00, bueno Anne y Francesc ya se habían marchado nada más dar la salida ya que ellos iban a ir a otro ritmo; tomamos café o refresco, al gusto, y nos pusimos nuevamente en marcha dirección a Montizón, Villamanrique y posteriormente Valdepeñas, donde llegamos sobre las 13:00 horas ya con una temperatura de más de 35º, pero todavía soportables. En el restaurante La Vaguada nos hincamos tres o cuatro cervezas con limón (con sus correspondientes tapas), que no daban abasto a ponernos bebidas refrescantes y nosotros engullirlas como si nada, aquí esperamos a Antonio que se había retrasado un poco, pero en vista de que no llegaba y una vez puesto en contacto con él, decidimos ir a Castellar de Santiago lugar donde teníamos el 2º control y comida previsto.

Cuando salimos, la temperatura había subido al menos 2 o 3 grados, nos quedaban unos 25 km. que se hicieron insoportables, el viento que hasta ahora no nos había molestado mucho, empezó a fastidiarnos bastante, con un bochorno insoportable, al final llegamos a Castellar de Santiago donde comimos y descansamos un poco (más de la cuenta) y también metimos bastante liquido para el cuerpo.

Salimos y la sensación térmica erra de más de 45º, hasta Torre de Juan Abad con el aire fuerte a favor hasta donde materialmente volamos, practicando los relevos largos. Llegamos a Villamanrique y ya pudimos comprobar que lo favorable del viento se había terminado convirtiéndose primero en lateral y luego en contra totalmente. El agua de la fuente más que refrescar lo que hacía era calentar por más que dejamos el gripo abierto cada vez era mas caliente el agua que salía, por lo que algunos decidieron comprarse en un kiosco un calipo que les supo a gloria o algo más.

Recibimos por fin una llamada de Antonio informándonos que acabada de llegar a Castellar de Santiago por lo que decidimos continuar al ritmo que pudiéramos ya que según los cálculos la noche nos podría coger y algunos no llevaban equipados para ello. Llegamos a Venta de los Santos y en la gasolinera nos duchamos materialmente, esperamos a Pacomi que iba con su reclinada y continuamos hasta la fuente romana de Castellar de Santisteban donde además de beber agua fresquita, algunos se metieron en el pilón a fin de refrescarse un poco; la temperatura era elevada y el aire caliente seguía soplando ahora totalmente en contra.

Cuando llegó el coche Fran se acordó que había echado un poco fruta, que una vez lavaba y refrescada en la fuente duró lo que dura un caramelo en la puerta de un colegio ¡Que rica estaba!. Gracias Fran.

Sólo quedaban 56 km. hasta Linares y por mas cálculos que hacíamos la noche nos cogería ya que el viento soplaba con fuerza como he dicho en contra y las fuerzas cada vez eran menores, pero lo afrontaríamos como pudiéramos.

El Vasco (José Luis) nos informó que podía petar de un momento a otro aunque como pudo llegó a Linares. Los demás al tran tran, sin prisa pero sin pausa atravesamos primero Santisteban y pasado la huella del Arcosaurio el viento amainó un poco y yo diría que a la altura de Arquillos ya no hacía viento aunque el bochorno era asombroso. Atravesamos Arquillos y llegando al Pielago el sol se ocultó aunque se veía, al final por la rotonda de la Garza el que tenía hubo de encender las luces más bien por seguridad.

Eran las 22:10 horas cuando por fin llegamos a Linares, en la Gaviota nos informaron de que Anna y Francesc habían llegado un poco después de las 6 y media de la tarde, decidimos refrescarnos en la bolera al mismo tiempo que brindamos por el éxito de la marcha, coincidiendo que había sido muy dura, especialmente por el viento en contra y lateral durante toda la tarde.

Estas marchas o pruebas son así, unas veces hace mejor y otras peor, pero lo que si coincidimos todos es que sirven además de para hacer deporte y ver que los límites de nuestro cuerpo son incalculables, valen para afianzar o que nazcan nuevas amistades y experiencias. Todos llegamos cansados, quizás no exhaustos pero poco faltaba, las 15 horas a tiempo corrido habiendo recorrido más de 300 km. dan para mucho, la media de velocidad para los que están interesados en estos datos salió no obstante a casi 27 km./h. que no está nada mal.

Dar las gracias a Angel que con inestimable ayuda llevando el coche de control y apoyo (por si acaso) nos dio una seguridad y confianza grande, incluso tuvo tiempo de hacernos algunas fotografías para inmortalizar algunos momentos del recorrido o sufrimiento dentro del recorrido.


No hay comentarios: